Hace unos días me encontraba conversando con una tía y se generó una discusión sobre el pago de impuestos, en particular el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (o IRPF).
En pocas palabras, este impuesto grava todas las rentas (ingresos) que tienen las personas físicas. Estas rentas pueden provenir del trabajo, por inversiones que realizaron, etc.
Para pagar este impuesto las personas deben superar un monto mínimo no imponible que se fija cada año.
Mi tía tiene dos ingresos por sus dos trabajos, en ellos se le descuenta de su salario un monto para el pago de este impuesto.
Año a año, en determinada fecha, debe consultar ante el Fisco, si lo que le han retenido de su salario para el pago de este impuesto es correcto, o si existe una diferencia (y en ese caso pagar el saldo o solicitar la devolución).
En la charla que tuvimos, ella se mostraba molesta porque tenía un saldo importante que pagar.
No era la primera vez que ella debía pagar. Estaba acostumbrada a pagar un monto similar año a año.
Si bien entendí su molestia, le dije que pagar impuestos es algo que no se puede evitar, por lo que le sugerí que realizara un cambio de estrategia frente a esta problemática.
En lugar de esperar a que llegue el momento de consultar ante el Fisco, y sorprenderse por el monto que debe, por qué no apartaba de su salario mes a mes para pagar ese saldo de IRPF.
Aprovechando que en años anteriores también tuvo que pagar, puede realizar una estimación de cuánto tendrá que pagar en el futuro. Entonces, ese monto estimado lo divide sobre 12 meses, y aparta cada vez que cobra su salario.
De esta forma cuando llegue el momento de consultar al Fisco, y tenga que pagar, no se llevará una sorpresa.
Con un simple cambio de estrategia podemos evitar momentos de tensión y enojo en lo que tiene que ver con las finanzas personales.
Este consejo puede aplicarse al pago de cualquier otro impuesto o gasto anual.
Lo importante es prepararse utilizando la educación financiera!
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