Una manera en la que podemos invertir nuestros ahorros es realizando depósitos a plazo.

Se trata de una forma de inversión de bajo riesgo, y consiste en depositar el dinero en una institución financiera (por lo general bancos), cumpliendo ciertas condiciones, y que por tenerlo guardado, genera intereses.

Este tipo de inversión, al ser de muy bajo riesgo, genera intereses bajos («a menor riesgo, menor retorno»). De todas formas, es una opción mucho más rentable que tener el dinero debajo del colchón (ya que pierde valor por la inflación).

Existen diferentes tipos de depósitos a plazo:

  • Plazo Fijo: Se deposita el dinero por una cantidad determinada de días (ej: 30,60,90,180…), y una vez que pasa ese tiempo, se cobra el dinero depositado + intereses en una fecha pactada.

  • Renovable: Es similar al plazo fijo, pero se puede renovar automáticamente por el mismo número de días.

  • Plazo indefinido: En algunos bancos puede darse que el depósito no vence a una fecha pactada, sino que el banco es quien renueva ese plazo, luego de avisar.

Dependiendo del tipo de depósito y plazo, puede pactarse que el cobro de intereses sea en forma periódica (ej: mensualmente), o que sea al final del todo (también conocido como «al vencimiento»).

Puede considerarse esta inversión como de renta fija (hablamos de ellas aquí).

Al momento de querer realizar una inversión a plazo, el banco emite un certificado de depósito, en el cual se establece el monto y moneda, el plazo establecido, los intereses y forma en que se pagarán.

En algunos casos también se puede definir además, que el dinero invertido y los intereses generados, se vuelvan a depositar, es decir renovar de forma automática.

Dentro de las ventajas de este tipo de inversión es la seguridad de que no va a perderse el capital, y que desde el inicio conocemos cuál será la rentabilidad.

Dentro de las desventajas tenemos la baja rentabilidad, o que no podemos utilizar el dinero hasta que finalicen los plazos (se encuentra «inmóvil»).

En caso de querer hacerlo, la mayoría de los bancos nos cobran una multa o penalidad, disminuyendo la ganancia que tendríamos.

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