En esta tercera entrega te cuento la historia de Pedro (no es su nombre real), quien pudo aprovechar las oportunidades que se le aparecieron. Con una actitud de compromiso, dedicación y amor a lo que hace (lo que le apasiona), hizo crecer su negocio.

Pedro es dueño de un gimnasio en las afueras de la ciudad, en una zona donde no viven demasiadas personas, sin embargo, hay muchos competidores. Su negocio tiene mas de 10 años de vida, y cuando se le pregunta cómo ha hecho para mantenerse a pesar de la competencia, él cuenta que siempre ha sido claro con sus objetivos. Además cuenta que no cambia su visión, y siente las mismas ganas de trabajar que las que tuvo el primer día.

Esta pasión por su trabajo y negocio ha hecho que las personas prefieran ir a su local. El supo aprovechar diversas oportunidades desde el inicio. La primera fue cuando vio que en los alrededores de donde vivía solo había un gimnasio, y el mismo tenía máquinas que no estaban en buenas condiciones. Comprando algunas máquinas en buen estado (no todas eran nuevas o de última generación), y ofreciendo un trato personalizado, abrió sus puertas. Su esposa lo ayudaba atendiendo al público y también entrenando a personas.

Rápidamente se diferenciaron con su competidor por ese trato personalizado. Los clientes que iban los elegían por ese trato cordial y amable. Hablando con Pedro me contó que las personas se sentían como si estuvieran con amigos entrenando, dado el buen ambiente y la cordialidad de quienes iban al lugar.

Aparecieron nuevos competidores

Con el paso del tiempo, el barrio se fue poblando más personas, y más competidores llegaron. Nuevos gimnasios más grandes, con mejores máquinas y más servicios aparecieron. Sin embargo, el negocio de Pedro no sufrió grandes consecuencias. En lugar de cambiar su impronta, un gimnasio con aparatos más «mecánicos» o «fierreros», como dice nuestro protagonista, siguió fiel a su estilo. Esa empresa familiar (también su hija empezó a trabajar allí) con un trato cordial, donde las personas que iban se sentían «como en casa», seguía siendo elegida por sus clientes antiguos y muchos nuevos.

La segunda oportunidad que quiero mencionar fue hace algunos meses atrás. Con la pandemia de COVID-19, el gimnasio tuvo que cerrar por dos meses (el gobierno decretó la suspensión de actividades deportivas en lugares cerrrados). En lugar de olvidarse del negocio y gastar sus ahorros, Pedro aprovechó este tiempo para adquirir algunas máquinas, arreglarlas él mismo, pintar su gimnasio, y mejorar su infraestructura. Todo esto, manteniéndose fiel a su estilo. El resultado fue que aumentó sus ingresos y su clientela creció cerca de un 20%!

Ser como Pedro

La historia de Pedro muestra algunas lecciones que me gustaría compartir contigo. La primera es aprovechar las oportunidades que se presentan para poder crecer (como persona, profesional, o a tu empresa). Una crisis (como lo puede ser una pandemia) puede ser aprovechada para realizar una mejora o cambio.

La segunda lección es que si identificas una necesidad, ve y cúbrela. En el caso de Pedro fue poner un gimnasio que tuviera buenas máquinas para hacer ejercicio y un buen servicio al cliente. Eso hizo, y le fue muy bien.

La tercer lección, y la que más me gusta, no dejes de seguir lo que te apasiona ni pierdas tu esencia por más que las cosas se pongan difíciles. El protagonista de esta historia a pesar de que tuvo muchos nuevos competidores, siguió siendo fiel a su estilo (a su esencia), y siente las mismas ganas de trabajar como si fuera el primer día.

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