Invertir en bienes raíces, también llamadas Real Estate, son una de las más populares y antiguas. Básicamente, esta inversión consiste en la adquisición de un inmueble (terreno, casa, departamento, etc) y obtener una renta futura.

Las «inversiones en ladrillo», como también se las conoce, pueden generar rentas fija o de capital, dependiendo del objetivo buscado. Ejemplos de renta fija es alquilar una casa, departamento, garage a un particular o empresa.

Cuando se compra un inmueble y se vende a un precio más elevado, hablamos de ganancias de capital. Otros ejemplos pueden ser la compra de un terreno, construir una casa o complejo de apartamentos y venderlos. También puede adquirirse un inmueble, realizarle algunas mejoras (reparaciones, pintarlo, etc), y luego venderlo.

¿Cómo invierto en bienes inmuebles?

Existen múltiples formas de invertir en bienes raíces, dependiendo de un gran número de factores. Entre ellos, el tipo de activo, dinero disponible para realizar la inversión o su objetivo.
La manera más conocida es la compra directa. Se trata de la que hacemos a título personal, donde pagamos a otra persona por su bien inmueble.

1) Compra directa: es la más utilizada por los inversores principiantes. A través de un dinero ahorrado o de uno prestado por un banco u otras personas, compramos el inmueble. En este tipo de inversión el tipo de inmueble, su ubicación, las condiciones en las que se encuentra, y el momento, son factores a tener muy en cuenta para poder obtener una buena rentabilidad.

2) Fondos de inversión inmobiliarios: Para invertir en ellos no es necesario tanto dinero como en la compra directa. Se debe tener en cuenta, como en cualquier fondo de inversión, el riesgo asociado, el costo requerido, y la ubicación geográfica.

3) Compra en remates: Existen algunas empresas que rematan bienes inmuebles, y también financian. Es una interesante opción para aquellos que desean adquirir un activo y no cuentan con el dinero en su totalidad. Adicionalmente, se puede acceder a precios más bajos que el mercado. Aprende sobre remates ingresando aquí.

4) Compra de pozo: Un proyecto inmobiliario, por ejemplo un complejo de departamentos, realiza una «pre-venta» de un cierto porcentaje de sus unidades. Invertir «en pozo» consiste comprar esas unidades, aún sin estar 100% terminada su construcción. Este tipo de inversión permite acceder a precios mucho menores al mercado (desde un 10% a 30% más baratos). Sin embargo, debe tenerse en cuenta que tienen cierto riesgo de que los proyectos no se terminen.

5) Unir dinero con otros inversionistas: Muchas personas se unen y realizan un grupo de inversión en bienes raíces. Esto permite a todos acceder a un inmueble o conjunto de ellos, cuando no cuentan con todo su dinero. Es importante conocer a las otras personas, su experiencia y objetivos.

6) Alquilar: Si tienes una casa, departamento, dormitorio vacío, puedes obtener ingresos mientras están vacíos. Pueden ser alquileres de unos días, semanas o meses. Para el caso de alquileres temporales, existen sitios como Airbnb o Booking, donde puedes publicar un anuncio con tu lugar para que otros te alquilen.

7) Acciones de sociedades inmobiliarias: Se invierte en empresas constructoras que actúan en mercados regulados.

8) Nuda propiedad: Se trata de la compra de una propiedad, pero no puedes usarla hasta que su actual propietario no la use más (por lo general hasta que fallece). Este tipo de inversión, permite acceder a la compra a un precio mucho menor, que puede llegar a ser a la mitad de su verdadero precio. La desventaja de esta inversión, es que pueden pasar varios años hasta poder usufructuar la propiedad. Aprende más de ella aquí.

Como toda inversión, los bienes raíces requieren de un estudio previo de la misma. También conviene asesorarse, disponer de cierto capital inicial, y un objetivo.

Si quieres leer la segunda parte de esta Introducción a las inversiones inmobiliarias ingresa aquí.

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